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La prosperidad es el don de Dios - Los mensajes evangélicos de la Palabra de Dios


5 Conoce, pues, en tu corazón, que como un hombre corrige a sus hijos, por lo que fijar el SEÑOR tu Dios.
6 Y guardan los mandamientos de Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y temiéndole.
7 Porque Jehová tu Dios es en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y manantiales, que brotan en vegas y montes;
8 tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivas, de aceite y de miel;
9 tierra donde comerás el pan con escasez, y no donde te faltará nada, una tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.
10 Y comeréis, pues, y se saciarán, y bendice al Señor tu Dios por la buena tierra que te ha dado.
11 Ten cuidado de ti mismo, no sea que te olvides de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;
12 no sea que, después de haber comido y Estares enfermo después de haber construido buenas casas y vivían en ellos Estares,
13 después de multiplicar tus vacas y tus ovejas, nl tu plata y tu oro, sí, después de todo lo que tienes se multiplica,
14 emocionarse y tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
15 ¿Quién te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, de serpientes ardientes, y de escorpiones, y la tierra árida donde no había agua, y el agua que te sacó de la roca del pedernal;
16 que te alimentó en el desierto con maná, comida que tus padres no habían conocido, para humillarte, para probarte, en tu último para tu bien;
17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.
18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque es Él quien te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como lo es hoy.
19 será, sin embargo, que si en algún caso se le olvida al Señor tu Dios, y anduvieres en pos de otros dioses y los servirán, y encurvares ante ellos, testifico hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
20 Como las naciones que Jehová está destruyendo delante de vosotros, así pereceréis, por no quererdes oír la voz del Señor tu Dios.

Deuteronomio 8:5 al 20

¿Cuántas veces hemos escuchado a alguien decir que ganó esto o aquello. Lo hemos escuchado una y otra vez, ¿no?
La Palabra de Dios nos dice que Dios es el que libera y salva a la humanidad. Y más, más libre y ahorrar Él. Él sigue dando prosperidad gratis para los que son hijos fieles y perseverantes en la fe.

Por otra parte, Dios nos dice que no se alejan de sus enseñanzas y no sus mandamientos.

Con demasiada frecuencia vemos a una persona que está enferma o experimenta dificultades serias que buscan sinceramente al Señor. Muchas personas que reciben las bendiciones del Señor permanece eternamente unidos a Él
Sin embargo, otros señalaron que la dificultad consulté al Señor, y luego de haber obtenido o no las bendiciones de Dios abandonada o quería saber más acerca de la iglesia y no la Palabra de Dios.

Esta palabra, como todos los escritos de Dios, es muy bonito porque habla precisamente lo que ocurrió en el pasado y lo que todavía sucede hoy en día.
¿Cuántas personas padecen los pies del Señor, completamente humillados, enfermos y destruido físicamente, moralmente, económicamente y espiritualmente, y después de ser levantado y restaurado por el Señor de la Vida se retiró de sus brazos de amor y no recordar la mayoría de sus formas y no su sabio y el empoderamiento de las palabras.

Puede parecer mentira, pero no lo es. Hay personas que tratan a nuestro Dios, de todos modos, sólo con este nivel de interés y con esta ignorancia terrible.

Por desgracia para los que actúan así que la noticia no es muy buena:


19 será, sin embargo, que si en algún caso se le olvida al Señor, tu Dios, y sigue en pos de dioses ajenos, y les servirán, y encurvares ante ellos, testifico hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.

Deuteronomio 8:19


Como algunas personas pueden pensar, esta sanción no sea demasiado dura y desproporcionada? Sin embargo, es el hombre que elige el camino que quiere seguir.

Dios guía y dirige, pero corresponde al hombre a decidir qué camino sus pasos no pasará.

Amén y gracias a Dios.

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