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Dios te sacará del desierto - los mensajes evangélicos de la Palabra de Dios Saliendo del desierto


1 Y Acab le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho y cómo había matado a todos los profetas con la espada.
2 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, que le decía: Así me hagan los dioses para mí, y aún más, si mañana a estas horas yo no haga su vida como uno de los suyos.
3 Cuando él vio esto, se levantó y, por su vida, se ha ido. Y viniendo a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.
4 Él, sin embargo, entró en el desierto un día de camino, y se sentó debajo de un enebro, y pidió para sí mismo hasta la muerte, y dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
5 Y acostado debajo de un enebro, durmió, y he aquí, un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.
6 Y miré, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua. Después de haber comido y bebido, hecho que se acueste.
7 El ángel del Señor vino por segunda vez, lo tocó, y le dijo: Levántate y come, por mucho tiempo que va a viajar.
8 Se levantó, pues, y comió y bebió, y con la fuerza de aquel alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

1 Reis19

Aunque acostumbrado a ver las maravillas que nuestro Dios obra en nuestras vidas y las vidas de nuestros hermanos muchas veces, generalmente cuando estamos siendo probados o sufren persecución, desalentado y solo fraquejamos fe en Dios.

¿Con qué frecuencia se afrenta a nuestros enemigos y no ponemos nuestra confianza en nuestro Dios, plenamente viva y poderosa. Tratamos de resolver todo nuestro camino, nos quedamos envueltos, y cuando nos damos cuenta de que estamos llenos de miedo y terror en la cara de la angustia, la persecución y malas noticias. Es sólo una situación de adversidad así, justo cuando tenía que depender más y confiar en el poder de nuestro Dios es el camino que hemos perdido y enterrado en las arenas del desierto de nuestra desesperación y nuestra poca fe pobres.

Con tantos problemas y persecuciones, cansado y agotado de luchar, somos débiles, impotentes y desanimados. Ahora mismo, en nuestras mentes y corazones, no pensar en nada, excepto que Dios no se preocupa por nosotros, o que Dios nos ha abandonado. Teniendo en cuenta los fracasos y las derrotas momentáneas muchas personas sólo ven la desesperanza y un gran agujero sin salida y se hundió en su propio entendimiento y de los pobres, sólo pensar en tomar otro curso de renunciar a la relación con Dios.

Sin embargo, Dios conoce mi debilidad y, como nuestro Dios rescató, fortificados y dio nueva vida a Elías el profeta ungido, él nos llama a una vida nueva. Una vida de inquebrantable confianza en la fuerza y ​​poder en él. Si hacemos el Señor como Él nos guía, seguro, nos dará la fuerza, dar poder, de sabiduría, revivir, restaurar y animarnos a caminar con más determinación y fuerza en caminos difíciles y engañosas de este mundo de pecado.

Estar vivo es necesario que en todos nuestros corazones benditos aceptar el yugo del Señor Jesús en nuestras vidas. El Señor Jesús dijo que Su yugo es ligero y no es como el yugo del Señor de este mundo de pecado. El Señor insiste en llamar a nosotros para que podamos tomar el pan y el agua de la vida a Él, para que podamos tener una verdadera comunión con Él, con el Padre y con el Espíritu Santo de Dios.

Yo soy el pan de vida: el que a mí viene, nunca tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Juan 6:35


Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

1 Corintios 15:22

El espíritu es el que da vida, la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. - Juan 6:63


Y no vamos a volver de ti acelerar nosotros, y vamos a llamar a tu nombre.

Salmos 80:18


Por último, no debemos olvidar que todas nuestras fuerzas, capacidades, dones y talentos venir y confiar solamente en Dios y nuestro Padre, como nos enseñó nuestro amado Señor Jesucristo:

5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. - Juan 15:5


Amén y gracias a Dios.

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